El tiempo pasa y no encuentro el momento de escribir con pausa y sosiego. Tampoco la razón para hacerlo y mucho menos en pensar que alguien descubra interés alguno en leer lo que escribo. Este modesto blog ha quedado vacío de letras por vacío de ideas. Tal vez estas pueden permanecer pero no el convencimiento de que pueda aportar algo que sea expresado con la suficiente claridad para que dediquéis a ello vuestro tiempo. Dicho de otra manera, lo que aquí podáis leer lo encontraréis mejor escrito en cualquier otro lugar. Parece una invitación para cliquear la X del margen superior derecha pero no lo es, es simplemente un reconocimiento de las limitaciones personales.
Durante un tiempo pensé que merecía la pena escribir aunque, como es mi caso, solo dispusiera de un torpe aliño literario con el que revestir de apariencia el mensaje, porque lo importante, lo verdaderamente importante, era protestar, abrir los ojos, gritar, hacer número, salir a la calle, a esta calle pública que marca un espacio virtual que podíamos ocupar cual plaza mayor o puerta del sol se tratara. El mensaje, y el grito con el que se emitía, era lo importante.
Tocaba denunciar la falta de democracia, de participación en la vida política de las personas que solo contamos para decir que sí a todo con el simple otorgamiento. La ausencia de los que obedecen y la permanencia omnipresente de estructuras burocratizadas de poder ocupadas por empleados ejecutores de los intereses de los poderes económicos, que se erigían en la representación auténtica de un concepto que atropellaban: democracia. Democracia eran ellos y nosotros los que les legitimábamos. Se sustituye a las personas, a los ciudadanos como protagonistas de su destino, por aparatos de una logística de poder. Y todos a dormir tranquilos que ya teníamos democracia. Al despertar asustados por la explosión de la crisis encontramos lo que habíamos dejado abandonado y no nos gustó nada no saber si la culpa fue nuestra por permitirlo o de ellos por hacerlo.
Las elites ocupaban todos los espacios de debate y toma de decisiones. Nadie les controlaba y por eso, en nuestro despertar, les llamamos “casta”. La casta de intocables, de personas dotadas del gen del poder, que les correspondía por su pertenecía a una secta a la que había de demostrar obediencia ciega a cambio de disponer del libre acceso a las oportunidades que brinda saber que aquello puede ser tuyo. Que nadie te vigila. La corrupción no es un problema, es una consecuencia de lo anterior.
Y aquí nos encontramos.Todo está dicho ya. Solo faltan las soluciones y este espacio de entretenimiento solo tiene razón de ser en esa última palabra mientras pensamos en ellas… y que tal vez fluyan de manera natural. Lo que leáis a partir de ahora será eso, pequeños divertimentos compartidos a los que estáis invitados mientras así los percibáis. Gracias por haber vuelto por aquí.
Pequeñas reflexiones a vuela pluma que a mí me entretienen y espero que a vosotros no os aburran ya que habéis llegado hasta aquí.
IDEOLOGÍAS O HOOLIGANISMO
¿Cuántas realidades existen? ¿Una o infinitas? Solo una pero depende del cristal con el que se mire, dicen los sabios del lugar. Tal vez por eso cada uno la percibe de forma distinta.
¿Cuál es el cristal que deforma la realidad? El de los intereses particulares y el de las creencias adquiridas por la experiencia, el aprendizaje y el adoctrinamiento. Las ideologías forman parte de ese cristal que deforma una mente adoctrinada. Adoctrinada muchas veces por el simple color de la bandera que enarbola. Yo soy rojo le responde al azul. Sin más.
Liberémonos de ideas preconcebidas, fijemos las metas, los problemas y los valores éticos que queremos garantizar en el camino a recorrer para su solución. Busquemos las respuestas sin un código impuesto a la razón por ideologías que buscan en la ortodoxia de su cumplimiento el único camino válido para llegar al final del trayecto. Recorrámoslo con libertad, busquemos soluciones donde se encuentren, sin renunciar a los valores que deben guiar esta búsqueda: la justicia, la solidaridad, la igualdad, la eficiencia, la humanidad… Sumemos adhesiones en el camino cuando la meta es compartida y no excluyamos a los viajeros por credos o ideas preconcebidas.
Una sociedad evolucionada no puede basarse en sumar adhesiones a ideologías cerradas sino en sumar esfuerzos con mentes abiertas. Fijemos lo que nos une y reduzcamos lo que nos separa. ¿Seguiremos comportándonos como en estos últimos dos siglos? Los que nos han gobernado durante los últimos años ya han evolucionado y saben que sus ideologías solo sirven para atraparnos a nosotros; a ellos no, solo sirven a los intereses que les mantienen.
“TELEDEMOCRACIA”
“Democracia” es un concepto vacío en busca de significado. Lo soporta todo. Democracia popular le llamaban los comunistas, democracia orgánica los fascistas y democracia representativa los liberales.
El S. XXI nos trae algo nuevo: La “teledemocracia”; un término de nuevo cuño, muy fácil de entender. Te ahorras pensar, te ahorras hablar, te ahorras participar: solo tienes que mirar. Es tan sencillo que su definición es similar a los índices de audiencia televisiva.
Seguramente en pocos años ya no sea necesario ir a votar, tan solo mantener el canal de televisión en el salga tu líder político favorito el tiempo suficiente para que el barómetro de audiencia recoja tu elección. Al fin y al cabo progreso es comodidad.
EL PERDON.
El catolicismo es lo que tiene, que es muy cómodo. No es como el luteranismo, que ya puedes pedir perdón e ir de rodillas a Lourdes, que los pecados duran para toda la vida. Aquí no, los católicos de bien no tenemos ese problema: te confiesas, pides perdón y ya puedes tener el alma como unos zorros que te quedas nuevo. Inmaculado
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Dadas las facilidades del sistema todo es apuntarse: uno nos pide perdón por irse a cazar elefantes, el otro cuando le cazan a 50 corruptos de su partido de una tacada, otro más lo hace después de ser cazado con el dinero en Andorra….
Y digo yo… ¿y si nos ponemos de acuerdo, los cazamos nosotros a ellos y después les pedimos perdón… nos ganaremos el cielo? Lo malo es que el cielo no se gana por consenso. Lástima.
LA ELECCIÓN.
Hay que reconocer que el trabajo que tuvo el señor Aznar fue de una dificultad extrema. Habéis leído bien: de dificultad extrema. Pocos Presidentes han tenido que pasar pruebas tan duras como él. Tuvo que elegir cuidadosamente a personas de gran solvencia para ocupar puestos de extrema responsabilidad. Simplemente para muestra unos cuantos botones: elegir el tesorero del partido, cargo retribuido con millones de euros en paraísos fiscales, elegir al Presidente de Caja Madrid/Bankia, cargo también retribuido con millones de euros y libre disposición de tarjetas sin límite de gasto, elegir al Ministro de Economía, cargo retribuido con todo tipo de prebendas en forma de puertas giratorias, comisiones y poderes sin límites en un país dormido, elegir a un yerno para que se forrara en extraños negocios que nadie puede explicar, elegir a Presidentes de Comunidades Autónomas como Valencia y Baleares para que se forraran en asuntos feos de “Bigotes”.
Y así día tras día. Y todo esto por apenas 100.000 euros al año que es lo que cobra un Presidente del Gobierno. No me digáis que no debe ser duro enfrentarte cada noche con la Botella y explicarle que en eso consistía su trabajo. Desde luego mi mujer tengo claro lo que me habría dicho: “Tú eres tonto o me estás tomando el pelo. Que sean ellos el Presidente”. Pues eso.
CORRUPCIÓN Y FLAMENCO.
La corrupción es como el flamenco: hay un montón de palos y cada uno es diferente. No es lo mismo una farruca que un zorongo. No es lo mismo la corrupción de los alcaldes que van por libre a la hora de enriquecerse, que las de los políticos que con su aparente corrupción ocultan los bajos fondos del partido en el que militan. Aunque ellos ganan mucho su silencio oculta mucho más. A los primeros se les defiende pero hasta que los “pillen”. El riesgo va por su cuenta como los beneficios que obtienen. A los segundos se les defiende hasta el final porque en caso de confesiones no previstas que revelar el paraíso donde se encuentra la isla del tesoro temblarían los cimientos del negocio llamado PPSOE.
Veréis como lo que os digo es verdad. Es muy fácil de distinguir cuando ya conoces el tema. Las diferencias se pueden apreciar desde cómo se desarrolla el operativo policial, pasando por quiénes son las personas detenidas y terminando por la amplitud de las investigaciones que se han permitido. Operaciones como la realizada en los últimos días en Madrid cuenta con todos los vistos buenos oficiales del partido porque los detenidos habían montado el negocio por su cuenta. Veremos como los responsables populares hablan de la operación con contundencia y se pronuncian sin temor criticando a los detenidos. Nada que se parezca a asuntos como el de Bárcenas o el de Rato en los que directamente no saben qué decir.
No te dejes engañar. No critican la corrupción, critican que la corrupción no sea controlada directamente por ellos.
CACIQUISMO SIGLO XXI.
Durante años tuve la oportunidad de “conocer” de cerca lo qué es realmente la corrupción política. Junto con mis compañeros aprendí mucho en poco tiempo: cómo y por qué lo hacen y cuáles son sus vergonzosos mecanismos de protección y defensa, su famosa impunidad. Una vez que entiendes las reglas del juego te das cuenta de cómo funciona una parte muy importante de nuestra democracia, sus zonas de sombra, sus medias verdades, sus mentiras; en definitiva su sometimiento, no siempre disimulado, a los lobbys e intereses privados, auténticos “corruptores” y “engrasadores” de la maquinaria mafiosa, de los que, por cierto, apenas se habla. Sin ellos no habría corrupción aunque siguieran existiendo los políticos. A los caciques del siglo XIX les hemos cambiado el nombre.
Entendido lo más importante es como si, por fin, se cayera la venda de los ojos y fuéramos capaces de comprender lo que día a día se escribe -y sobre todo lo que no se escribe- en la prensa. Siempre lo mismo, siempre funcionan con unos esquemas parecidos. Resulta indiferente que sea en Valencia, en Baleares, Madrid o Aragón porque los sistemas de vaciamiento de lo público y de enriquecimiento de sus gestores y de sus partidos son idénticos.
Mucho se habla y más se escribirá de soluciones: leyes nuevas, transparencia política, más jueces, más condenas, más control….Sin duda, por lo menos para mí, todas estas propuestas forman parte de un idea cómplice que pasa por mantener el problema mitigándolo.
Todo debe tener un límite, no engañemos a nadie más porque sólo hay una solución: deben abandonar democráticamente el poder los partidos políticos que han permitido todo lo que ha ocurrido en este país. Una vez que lo abandonen es cuando debemos diseñar una nueva ética política y una forma diferente de entender el poder, su control y una participación ciudadana más activa e inteligente. El poder sabemos que corrompe por eso la solución se debe tomar antes de que vuelva a ocurrir. Nada tiene sentido si los que han ocupado el poder siguen manteniéndose en él.
No hablo de borrón y de cuenta nueva. Creo que hay muchas cosas que merece la pena conservar pero sin duda es un momento en el que debemos dar un paso decidido hacia el cambio o simplemente a la evolución y al progreso. Dicen que en ocasiones es necesario que todo cambie, incluso para que todo permanezca igual. Hagámoslo no solo para retener lo bueno sino para darnos la oportunidad de cambiar lo que no debe permanecer ni un minuto más entre nosotros.
Lo siento por muchas de las personas honradas y bien intencionadas que han formado parte de estos partidos pero ellos, precisamente ellos, tienen que ser los primeros en dar ejemplo de esa honestidad. A partir de ese momento empezaremos a construir un sistema político en la que las normas éticas sustituyan a las penales.