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11 julio 2012 3 11 /07 /julio /2012 21:02

No sé si mis queridos lectores se acordarán de aquella estupenda película americana, del mismo título que un todavía más estupendo libro llamado ¿Por quién doblan las campanas?

 

La película es del año  1943 y su argumento da vueltas sobre las peripecias en España de un americano integrante de la famosa Brigada Lincoln que, como bien sabéis, luchaba junto al bando republicano durante nuestra Guerra Civil.

 

En los años de la dictadura estuvo prohibida su proyección por lo que, dada su fama y la del autor del libro, Hemingway, se estrenó en los cines españoles en  1978, treinta y cinco años después de su estreno real en Estados Unidos.

 

Como todavía los cineastas españoles no se habían hinchado de hacer películas sobre la Guerra Civil, no dejaba de ser sorprendente que en la primera y más famosa de ellas los “buenos” fueran los perdedores y los “malos” los ganadores. Hay que tener en cuenta que  aquellos lo fueron doblemente en este film, porque en previsión de la guerra fría que se avecinaba, y siendo la película americana, los republicanos de la historia no pudieron ser ni “rojos”, solo republicanos, como los mismos americanos. Y eso que el personaje de Jordan, “el inglés” era claramente comunista en el libro de Hemingway

 

Yo fui a verla. Esos temas siempre me han gustado por tradición familiar. Lo que más me llamó la atención era la imagen física que en el filme se ofrecía de los españoles, frente al protagonista americano, Gary Cooper. A excepción hecha, y precisamente por eso, de la bella Ingrid Bergman, que  representaba a María, una española imposible de creer. Los actores que se pusieron en la piel del resto de personajes españoles eran bajitos y gordetes; las mujeres  (la gran Katina Paxinou, Oscar por este papel) caracterizadas casi todas ellas como “Pasionarias” y los hombres, con unos horribles maquillajes oscuros,  acrecentaban todavía más sus rasgos morenos.

 

En el fondo no era nuevo. No tenía más que recordar esas pelis de piratas que tanto me gustaban de los años treinta y cuarenta (las de verdad), para darme cuenta  de que los españoles se caracterizaban en el cine americano siempre de la misma forma: estaba claro que nuestro físico estaba encasillado. Fuéramos como fuéramos en la realidad, en las películas deberíamos “ser” de una forma determinada y no salirse del guión era fundamental para que el público americano, que llenaba las butacas de los grandes cines de Broadway, reconociera que aquellos personajes “eran” españoles, estuviera donde estuviera ese país. Y ese era el problema, ¡vaya imagen!

 

No debe ser broma por tanto que el complejo de inferioridad que claramente se alimentó en España, formando parte del ADN nacional, tuviera su reflejo en el espejo de la películas americanas de aquella época (salvo el Cid, claro, pero nadie se creía que Charlton Heston pudiera ser español).

 

Con este argumento, posiblemente muy malo, trato de buscar algo simpàtico que sirva de explicación a lo que estamos viviendo en los últimos meses de penosa gestión económica y de engaño colectivo a los votantes, haciéndonos creer que hemos nacido con el pecado original de ser españoles y debemos redimirnos en vida del mismo. Somos feos, pequeños, gordetes, calvos,  derrochones y corruptos….. y si ganamos al futbol debemos disfrutarlo porque esto es una lotería que se acabará pronto, un milagro.

 

No dudo que para nuestros actuales dirigentes esto sea una explicación convincente, lo del pecado original me refiero, dada su ascendencia religiosa, y conciban las medidas de ajustes económicos como la penitencia al pecado. Mil quinientos padres nuestros y no peques más hijo mío. Podéis ir en paz.

 

En el fondo no tenemos la culpa de ser españoles pero lo somos y lógicamente nos comportamos como tales en cuanto pudimos. Diez años buenos de economía y mira como lo hemos dejado todo: tú, querido lector, viviste por encima de tus posibilidades, esa casa, y su hipoteca que no era para tí; te compraste teléfonos móviles que no te correspondían, coches de lujo, eso de ir de crucero compartiendo cubierta con suecos y daneses, por mucha oferta cutre de todo incluido que hubiera, no estuvo bie; fuiste a restaurantes que son solo para guiris,…pero tú que te has creído…

 

Derrochamos construyendo aeropuertos, edificios emblemáticos…………….., la gestión fue espantosa, políticos, banqueros, lo de estos últimos es de juzgado de guardia (pero, eso sí, nadie saca el dinero de los bancos atemorizado, como en Argentina...) y bla, bla, bla……… Somos españoles, lo hemos hecho fatal. Parecemos griegos, chipriotas y portugueses, tan morenos como ellos. Peor lo tienen los italianos, pobres, tan guapos pero como se descuiden desperdiciarán su sangre austriaca y se volverán tan mediterráneos como nosotros, salvo que sus cómicos lo remedien.

 

Los demás no. Los coches de los alemanes, aunque nos parezcan lujosos, no lo son. No. Ellos no derrochan, son los coches que se merecen porque hacen las cosas bien. Son los altos y guapos de las películas. Aunque sean capaces de comprar España no debemos pensar que el sistema económico creado en la UE les favorece a ellos (y a los franceses). Tampoco debemos darle muchas vueltas a la trampa del euro, porque nuestros pecados son originales. No analicemos nada.  Somos españoles y nos han hecho así, imperfectos.

Aunque nuestro sistema de prestaciones sociales siga estando a años luz de los países europeos más avanzados y pudiera resultar hasta normal que nuestra deuda pública resultara superior a la de los demás para equilibrar años de retraso (que no lo es), aunque estuvimos viviendo cuarenta años sin planes Marshall de los que disfrutaron los países favorecidos por ser el escudo de Europa frente al telón de acero (léase Alemania), España debe pagar sus pecados de gula y lujuria…y los griegos…y los portugueses. Cerdos. Perdón, quería decir P.I.G.S.

 

Y nosotros nos lo creemos y esa es la pena. ¿De verdad creéis que somos peores que los demás? De verdad creéis que el sistema de Landers alemán es más eficiente que nuestras autonomías? ¿De verdad creéis que en Alemania no hay aeropuertos en los que se ha derrochado fortunas sin inaugurar? Si es así estáis equivocados.

 

Lo malo es que nos creemos lo que nos cuentan y lo peor es que nos lo cuentan desde aquí mismo para que traguemos. Tenemos tan asumido que tenemos un estigma de nacimiento que nos lo creemos. Los alemanes no, no se lo creerían nunca. Están diseñados para dominar el mundo y son capaces de hacerlo. Nosotros no tenemos problemas en asumir que debemos pagar nuestras culpas por haber sido tan lisitillos de haber pensado que todo el monte era orégano.

 

Y ahí están los que escriben y crean opinión poniendo lo mejor de su pluma en fundamentar nuestras culpas. El diagnóstico está claro: vivimos por encima de nuestras posibilidades. O la vara de medir de nuestras posibilidades era muy desigual en una Europa unida o todos hemos vivido por encima. Todos o ninguno.

 

Veamos. La creación de Europa y la integración política, económica y monetaria presenta inaceptables lagunas democráticas que deslegitiman que se ceda por parte de los Estados miembros cuotas de poder que solo podrían cederse si quien las ejerce lo hace con el respaldo de quien debe someterse a sus decisiones. Y eso no ocurre. El salto sin red ha sido la integración monetaria. Los Bancos Centrales de los distintos Estados del “territorio Euro” dejaron prácticamente de existir y las políticas monetarias, de emisión de moneda, de fijación de tipos de interés, de control de cambios y un largo etcétera dejó de corresponder a los Estados y pasó a ser una política única que controlaron los Estados más fuertes, en la medida que la fortaleza de la moneda pasa a ser el eje central de los objetivos económicos.

 

Es decir, si España tiene un problema con su balanza de pagos o con su deuda ya no puede recurrir a emitir dinero, a bajar o subir los tipos de interés o a depreciar su moneda, como ejemplos de lo que siempre han sido las herramientas habituales de los Estados. Ya no puede hacer nada de esto. Está atada de pies y manos. Solo queda llorar y pedir perdón, la trampa es perfecta.

 

 Los ingleses no aceptaron el euro porque en su cabeza no entraba que desde el continente controlaran su política económica. Nosotros sí y de cabeza. No nos fiábamos de nosotros mismos y pensábamos que siempre estaríamos mejor si nos dirigían desde fuera. Y justo eso es lo que ha ocurrido, que nos dirigen desde fuera.

 

Cuando mi querido lector y yo vayamos a votar en nuestras elecciones generales debemos tener claro que a quien elijamos no va a decidir la política económica de nuestro país. Lo que elegiremos es el tipo de respuesta que vamos a ofrecer a lo que nos digan desde “Bruselas” (léase Berlín, llamando antes a París). Unos les reirán las gracias y otros intentarán engañar y que no se note mucho. Pero hacer, lo que se dice hacer, ninguno.

 

Como esto de la economía es muy difícil nadie se atreve a opinar. Los entendidos dicen una cosa y la contraria al minuto, posiblemente porque las decisiones que  adopta     “Europa” por nosotros tienen una carga ideológica tan profunda que pueden convertir un país en lo contrario de lo que sus habitantes quieren. Y si no lo creéis leed la prensa: recortes de sueldos, aumento de impuestos, paro, despidos de empleados públicos, descomposición de la escuela y de la sanidad pública…….Ni el partido de derechas mas recalcitrante se hubiera atrevido a aplicar en España esas políticas liberales. Pero aquí…”nosotros no hemos sido…ha sido Bruselas….nosotros no queríamos pero el anterior gobierno dejó las cosas muy mal (aunque nosotros gobernábamos las autonomías con mayor déficit)”.

 

Pero vamos a ver, ¿nadie va a pedir explicaciones?

 

Vivimos en una Europa unida en la que se supone que los ciudadanos debemos tener un nivel de vida y unas condiciones económicas lo más parecidas posibles. De no ser así tendremos la sensación que este es un invento que favorece a unos más que a otros, salvo  que demos por bueno que somos los feos de la película. Para ello, se supone, que Europa ha puesto en marcha mecanismos comunes de control y de dirección que, entre otras cosas, evitan desviaciones pero que también deberían excluir responsabilidades a los Estados que “incumplen” lo que no está en sus manos. Me explico ¿no?

 

Aun así, resulta que esto no suena bien; algo falla en esta historia, y si esto no es así, no es como lo estoy contando, que nos lo expliquen si debemos pagar por ello.

 

Alemania, por ejemplo, paga por su deuda pública, que por cierto no es poca, menos del 1% de interés –realmente casi el ¡0%!- y nosotros, debido a la “presión de los mercados”, que nos consideran poco “fiables”, nos acercamos al 7%. A ello hay que añadir que los mercados son, en buena parte, los propios bancos alemanes que compraron los bonos españoles por los que nos financiamos. Ello quiere decir que por más que ahorremos nuestra deuda seguirá creciendo solo para pagar los intereses suplementarios a los bancos alemanes que los “mercados” están forzando.

 

Pero lo extraordinario de todo esto, si hasta aquí no os ha parecido poco, es que a pesar de que nuestra política económica estaba cedida a los organismo comunitarios la culpa sigue siendo nuestra, no de ellos, aunque sea solo por culpa “in vigilando”.

 

Pagamos el 7% a bancos alemanes, ellos un poco más del cero por su deuda, y son ellos también quienes nos van a decir lo que tenemos que hacer en nuestra economía con la única finalidad de que cobren sus bancos, incluso más de lo que esperaban cobrar.

Claro, ellos son los “mercados” y si sus bancos se arruinan por no cobrar “sus” intereses el efecto en cadena arrastrará al resto de los mercados, léase EEUU, China y Japón.

Ya sabes, querido lector y amigo, donde va a ir a parar el dinero que pagarás de más en impuestos y cuál es la justificación de que te paguen menos por hacer más.

 

Os voy a decir una cosa: este país no es culpable de nada. De nada. Si gastó más de la cuenta es porque desde los propios poderes políticos se incentivó el gasto. Si querían haberlo evitado tenían al Banco Central Europeo para tomar decisiones y no se tomaron. ¿O estaban esperando detrás de la puerta como los papás traidorcillos para castigarnos cuando hiciéramos las cosas mal?

 

¿Que no era competencia del Banco Central? ¿Lo era de los responsables políticos españoles? Que lo digan. Que lo reconozcan, porque han sido las mismas personas con un gobierno y con otro desde hace más de 20 años. Los mismos.

 

Lo que no debemos permitir es que como pueblo, como colectividad, nos hagan creer que esto es el justo castigo por nuestros desmanes. Ni tú, lector -aunque te hayas comprado una casa enorme y preciosa-  ni yo, hemos cometido ninguno de estos desmanes, por lo que no estoy dispuesto a que justifiquen nada de lo que quieran hacer en mi comportamiento “descuidado”.

 

Mirad ahora, cuando han querido, como hemos dejado de “derrochar”. Si lo tenían tan claro que hubieran actuado antes, al fin y al cabo en economía los ciudadanos y las empresas, en términos macroeconómicos, hacen lo que les dejan hacer. Si han querido que gastemos regalando el dinero en los bancos y ofreciéndote hipotecas casi gratuitas ¿esperaban sinceramente que dijéramos que no? Pues que  no nos acusen de ello.

 

¿Y las soluciones? Los recortes, de haberlos, los deberíamos pagar todos. Y digo todos incluyendo a los alemanes (para que me entendáis). Eso es obvio. Cuando se crean mecanismos comunes para una moneda única las consecuencias las pagan todos. Si hay Banco Central y no actuó los responsables somos todos los del club. De no ser así que nos dejen actuar. Es un contrasentido. Te hacen responsable de lo que no  eres y te quitan los mecanismos para solucionarlo. Estas atado de manos al no tener posibilidades de tener tu propia política monetaria. Estás a disposición de un ente, “Bruselas,” gobernado por una señora de peinado difícil, que te obliga a llevar la política económica que “otros” deciden.

 

¡Más Europa! Dicen nuestros políticos con el ánimo de que se creen mecanismos que les dejen actuar. Van listos si esperan que los alemanes, que controlan el asunto tal y como está, les dejen meter mano. ¡Menos Europa!  o sino ¡Otra Europa! es el lema correcto.

 

¿Para qué el esfuerzo? Los de siempre pagan y los de siempre no. Somos pobres hasta de espíritu. Yo no me sacrifico si los demás no lo hacen. Realmente este sacrificio nos lo impondrán para que otros no lo hagan. ¿Sabéis cual es mi opinión? Si no pagamos nuestra deuda al siete por ciento no se paga. Si hay que salir del Euro se sale. Si hay que volver a la peseta se vuelve. Los ingleses siguen con su libra, ¿no? Si hay que devaluar la peseta antes de que nadie lo  haga lo hacemos, y nuestros exportadores se hincharán a ganar dinero y además los turistas vendrán en masa. Si hay que emitir dinero se emite. Si tenemos que decidir el tipo de interés de nuestro dinero se hace.

 

Y con este panorama, ahora sí, vete a negociar a ver qué opinan  del fin de su euro y lo que esto supondría a los que les interesa mantener la situación actual. Puedes plantearle a Alemania con la sartén por el mango que si somos un país de poca confianza  por qué sus bancos invirtieron en nosotros. Si se equivocaron lo lógico es que también paguen sus errores. ¿O solo juegan a caballo ganador?

 

A los agoreros les diría, llegados a este punto hay que dar un golpe en la mesa, ¿o creéis que vamos a vivir peor fuera del euro y controlando nuestra política económica que en la situación actual?

 

Nuestros políticos no están a la altura. Nadie tiene carisma ni personalidad. Nos dan argumentos tan “elaborados” para convencernos que ofenden a quien los escucha y más si entiendes un poquito del tema: nos van a subir el IVA porque hay mucho fraude, dicen, y las facturas las pedimos a los industriales sin IVA. Es el colmo. Y pensarán que nos lo creeremos.

 

Creo que este victimismo que justifica lo injustificable debe cesar. Yo no estoy dispuesto a hacer ningún esfuerzo de estos que nos piden en plan “Ministra que sale con look de victima apenada recitando de memoria los argumentos que se ha aprendido”, porque nada de lo que hayamos podido hacer los ciudadanos de este país lo justifica.

 

Si quien ha gestionado nuestra economía, Europa o los políticos de los dos únicos partidos que nos han gobernado, simultáneamente, por cierto, en Estado y Comunidades Autónomas, reconocen que lo han hecho mal, que lo digan abiertamente. Ellos son los culpables y deben pedir perdón a los ciudadanos por su mala gestión, reconociendo que son ellos y no otros los culpables. Y dimitir, por supuesto.

 

De no ser así, si España no está peor gestionada que los países de nuestro entorno. Si realmente el estigma de nacimiento de ser españoles no existe, que tengan agallas de defender la posición de defensa de  su país.

 

Yo desde luego no estoy dispuesto a comprender nada y menos a que me impongan una economía de castigo que no se aplique igualmente a a Alemania o a Francia, los grandes beneficiados del Euro. Cosa que los británicos, como digo, ya sabían y por eso no entraron, por cierto. Están muy blancos en las playas pero tontos no son. 

 

Al final, si no hacemos nada, las campanas, como en la película, doblarán, querido lector,… por ti ...y por mí, y lo peor es que seremos nosotros mismos los que tiraremos, a cada lado de la campana, de la cuerda que la hace doblar, como penitencia de unos pecados que no hemos cometido.

 

Como dijo el poeta:

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

 

 

 

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Comentarios

V
Me parece que salirnos del euro y volver a la peseta no es la solución. Con una Administración tan derrochadora se pondría a funcionar la máquina de hacer billetes y pronto estaríamos a la altura<br /> de Argentina.<br /> Si nos han endeudado bancos y políticos es porque les hemos dejado hacer, y ahora respondemos todos. Me recuerda al final de Bienvenido Mister Marshall cuando hay que pagar los gastos que<br /> alegremente contrajimos.<br /> No vale decir yo no fui, porque los acreedores nos cobrarán igual,<br /> Y bienvenidos los ajustes por dolorosos que sean (y lo son) si los de fuera vienen a ponernos en orden porque nosotros no somos capaces.<br /> Lo malo es que, a la vista de lo actuado, seguimos sin reformar las estructuras que son lo que han fallado y nos dedicamos a atacar la coyuntura, que es lo accesorio.<br /> Es como quien tiene un cáncer y cree que la solución es adelgazar.
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V
O sea que si yo pido un préstamo para comprarme una casa ¿Comparto culpas con el banco que me lo da? Y si no pago ¿el Banco no me embargará y perseguirá hasta que cobre? Y si soy un país ¿no<br /> sucederá algo parecido para que el prestamista pueda cobrar? El problema es que no hemos sabido contener el gasto, y como los usureros que prestan a las familias bien, si no podemos pagar se<br /> quedarán con la herencia del abuelo y nos dejarán en la calle. ¿Podemos seguir manteniendo a destajo TV autonómicas y derroches de todo tipo? Bienvenida la sensatez aunque nos la impongan a<br /> capones.
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B
Con la situación europea, ahora no se ven ni ingleses, ni griegos, ni italianos,....alemanes sí que los ves todavía.<br /> Antes del euro éramos el segundo país receptor de turismo, ....ahora prefiero ni saberlo. Egipto, Túnez son nuestro competidores.<br /> Para ganar hay que saber perder.... si se volviese a la peseta perderíamos pero a la larga ganaríamos turismo, que ha sido nuestra única industria durante muchisimos años ....contando de que no<br /> suban ese iva incluso si seguimos con el euro( como seguiremos)... si suben el iva del turismo será un desastre.<br /> Hablo desde un punto de vista egoísta se podría decir, pero es que del turismo ha vivido este país muchos años.<br /> ....No voy a seguir enrollándome ni pensando en el oscuro futuro que me espera, ...como a tantos españoles.
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E
Los pelos como escarpias
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C
Las campanas hoy doblan especialmente por los funcionarios; somos doblemente culpables: españoles y cobradores de un salario que no merecemos (trabajamos poco y cobramos mucho)
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