La fractura que separa a la sociedad ya no es entre “derechas” e “izquierdas”, entre clases sociales, lenguas, territorios o cualquier otro argumento de esos que los políticos utilizan para separar y marcar su “campo de representación”. Ni mucho menos; la fractura real que actualmente vivimos en sociedades como la nuestra es entre gobernados y gobernantes. Elites y ciudadanía.
La democracia pretende, en su mejor versión, que no es la nuestra, que eso nunca ocurra; los políticos son los representantes del pueblo, dice la teoría, y así lo debería ser. La burocratización de la representación parlamentaria por medio de partidos políticos, que antepone el interés del mismo al del representado, ha creado unos personajes que parecen extraterrestres mezclados con humanos. Su lógica de pensamiento y actuación, así como la ética que suele presidir su comportamiento les aleja de la del común de los mortales. El proceso de selección del personal que hacen muy especialmente los partidos de gobierno es claramente defectuoso, con excepciones sin duda, o peor todavía tal vez, ....algo hay dentro que les vuelve locos.
Si esta idea la tengo clara, hay situaciones que sirven para ratificar lo que digo. Situaciones desgraciadas como las que estamos viviendo estos días.
Todos nos hemos visto dentro de ese tren, para visitar a un amigo, iniciar las vacaciones, volver a casa después de trabajar. Un viaje más de los muchos que hacemos. Papá no corras ven en tren. La muerte no estaba en la carretera sino en la seguridad de las vías. El premio gordo de la lotería pero al revés. Nunca me he imaginado dando saltos como un poseso con un billete de lotería en la mano y saliendo en la tele el 22 de diciembre pero sí montado en un tren. La lotería nunca nos tocará pero un accidente como ese….parece que podíamos haber sido cualquiera.
¿Y el conductor? ¿No podía haber sido cualquiera de nosotros en nuestro trabajo? Viajo habitualmente en Ave y no me imaginaba hasta que punto dependía mi vida de una sola persona cuando vamos a 300 km/hora encima de un rail. Pensaba que todo era automático, que cada tramo de vía tenía programada la velocidad y que el conductor solo estaba para controlar incidencias o averías. Jamás pensé que pasar de 200 km/hora a 80 lo tenía que hacer manualmente estando pendiente de no despistarse porque solo tiene un minuto para hacerlo. En caso de fallo el tren no pasa. Adiós. No deja de ser impresionante. ¿Cuántos de nosotros asumiríamos esa responsabilidad todos los días?
Los controladores aéreos cobraban un pastón por la responsabilidad, los pilotos de avión otro tanto y eso que van dos en la cabina. Los conductores o “pilotos” de Ave…¿cobrarán una pasta? Me da que no, que los han engañado. Pasaron por decreto ley de la locomotora de carbón al diesel y de los 80 km/hora del tren correo a los 300 km/hora del AVE. Unos cursitos, unas pruebas y aquí te quedas tú solo con tu pedal de hombre muerto y tus 250 pasajeros a toda velocidad. Estate bien atento porque no hay reductores automáticos de velocidad en toda la red que había que terminar el Aeropuerto de Castellón. Por supuesto que nadie te llame por teléfono, jamás bebas ni una gota, concentrado al 100% todos los días, todos los trayectos…¿estamos locos o qué?
Me veo tanto en la piel de ese hombre como me veo en la de sus pasajeros. Podíamos ser cualquiera de ellos, los viajeros y el piloto. Pero aún me veo más después de leer las declaraciones judiciales de este último. “He sido yo, no busquen más culpables” “La vía estaba bien, todo estaba bien, me despisté un minuto pero fue el peor minuto” “Voy a vivir con este peso toda mi vida”. Su única vacilación fue el no decir que quien le había llamado por teléfono era su compañero. Por cierto, aquel le llamó para preocuparse por un pasajero y el buen hombre se tomó la molestia de atender la llamada en vez de mandarlo de paseo. Asumía el despiste él solo, sin implicar a nadie. No se quejó de su trabajo, del exceso de responsabilidad, de su sueldo. De nada, solo asumía su culpa.
Esta es su ética, posiblemente la de aquellos que me estáis leyendo. No podríamos dormir ni vivir sin asumir que nuestro despiste es el origen de la muerte de tantas personas. No sabemos quien era su abogado, no sabemos si el despacho del señor Roca o cualquiera de los grandes despachos de este país había preparado la estrategia de defensa de este hombre. Solo sabemos que dijo la verdad y asumía las consecuencias.
A este hombre le separa un abismo del resto de las noticias del telediario. Es el único que no miente. Hoy ha comparecido el presidente del gobierno por el caso Bárcenas…para qué lo voy a decir yo si ya lo sabéis vosotros…el otro día condenaron a un político mallorquín a 16 años de cárcel y otra señora, también con la misma ocupación que el anterior, ingresó en prisión sin asumir, ni uno ni otro, nada de lo que habían hecho…nada…. un familiar de la casa real no es capaz de aceptar que el resto de sus compañeros de master pijo, cuando acabaron el mismo, no cobraron lo que él... posiblemente piense que era más listo que los demás y que lo de su mujer no influía para nada, era casual, se lo merecía…un ex presidente de un gobierno autonómico está exultante al ser condenado por el Tribunal Supremo por tráfico de influencias y aun así lo considera injusto….un “maquinista” de tren admite toda su responsabilidad en la muerte de 79 personas a pesar de que solo se despistó dos minutos e iba solo pilotando un tren con 210 personas a más de 200 km/hora. Impresionante.
Creo que nos separa un abismo.
